HOLA ¿COMO ESTAIS?

Hola, soy Jorge del Nozal, un amante de la poesía como vosotros y me he decidido a crear este espacio para compartir mi afición y poder llegar con mi voz y mi palabra a todo el mundo.

Os invito a que disfrutéis y compartáis conmigo este sentimiento convertido en palabra y voz.

En el blog encontraréis una recopilación de mis mejores poesías además de poder escucharlas a viva voz recitadas por mí. También me animaré a recitar a los grandes poetas que me inspiraron así como cualquier material que considere interesante.


Por último, pongo mi voz al servicio de todo aquel que quiera ver transformados sus poemas en poesía recitada.

Espero que disfrutéis y os relajéis con los contenidos y os hagan olvidar, aunque solo sea por un breve momento, los problemas de la vida cotidiana.

Gracias por visitarme y por vuestra participación.


Jorge

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viernes, 29 de agosto de 2014

RECITAL DE POESÍA




Os invito a que veáis y escuchéis el Recital de poesía que tuve el placer de ofrecer
 en una  Iglesia clasificada entre las joyas mas integras del románico español 
San Cornelio y San Cipriano (Revilla de Santullán)


detalle del pórtico
detalle capiteles



Os pongo el enlace de Youtube, porque al ser un poco largo, no me deja descargarlo en el blog.


miércoles, 19 de marzo de 2014

MI DESEO

Oleo de Jorge del Nozal


Hola amigos
Quiero que sepáis que sigo entre vosotros, aunque no me veáis ni escuchéis, yo os sigo viendo.
Tengo un deseo para todos vosotros que lo ha explicado muy bien Sergio Jockymann, un escritor Brasileño que fue el que escribió estas preciosas palabras. Yo me limito a leerlas y dedicároslas.

Recita Jorge del Nozal






viernes, 1 de noviembre de 2013

Recitando a Don Juan Tenorio (Zorrilla)



Como no podía ser de otra manera, en estas fechas y para afianzar las costumbres españolas, me he atrevido a recitar un fragmento de Don Juan Tenorio (acto IV escena III ) que es el mas conocido por todos nosotros. Espero que os guste y disfruteis. No os pongo la letra, porque así os imagináis mejor a Don Juan, sin despistes de lectura.


Recita Jorge del Nozal

domingo, 22 de septiembre de 2013

Recitando a Lorca (Bodas de sangre)





Foto de Jorge


Recita Jorge del Nozal

   Bodas De Sangre de Federico García Lorca

-¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Aparta!
Que si matarte pudiera,
te pondría una mortaja
con los filos de violetas.
¡Ay, qué lamento, qué fuego
me sube por la cabeza!
-¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Porque yo quise olvidar
y puse un muro de piedra
  entre tu
casa y la mía.
Es verdad. ¿No lo recuerdas?
Y cuando te vi de lejos
me eché en los ojos arena.
Pero montaba a caballo
y el caballo iba a tu puerta.
Con alfileres de plata
mi sangre se puso negra,
y el sueño me fue llenando
  las 
carnes de mala hierba.
Que yo no tengo la culpa,
que la culpa es de la tierra
y de ese olor que te sale
de los pechos y las trenzas.
-¡Ay qué sinrazón! No quiero
  contigo cama
ni cena,
y no hay minuto del día
que estar contigo no quiera,
porque me arrastras y voy,
y me dices que me vuelva
y te sigo por el aire
como una brizna de hierba.
He dejado a un hombre duro
ya toda su descendencia
en la mitad de la boda
y con la corona puesta.
Para ti será el castigo
y no quiero que lo sea.
¡Déjame sola! ¡Huye tú!
No hay nadie que te defienda.
-Pájaros de la mañana
por los árboles se quiebran.
  La 
noche se está muriendo
en el filo de la piedra.
Vamos al rincón oscuro,
donde yo siempre te quiera,
que no me importa la gente,
ni el veneno que nos echa.
-Y yo dormiré a tus pies
para guardar lo que sueñas.
Desnuda, mirando al campo,
como si fuera una perra,
¡porque eso soy! Que te miro
y tu hermosura me quema.
-Se abrasa lumbre con lumbre.
La misma llama pequeña
mata dos espigas juntas.
¡Vamos!
¿ Adónde me llevas ?
-A donde no puedan ir
estos hombres que nos cercan.
¡Donde yo pueda mirarte!
-Llévame de feria en feria,
dolor de mujer honrada,
a que las gentes me vean
con las sábanas de boda
al aire como banderas.
-También yo quiero dejarte
si pienso como se piensa.
pero voy donde tú vas.
  Tú también. Da un paso. Prueba.
clavos de luna nos funden
mi cintura y tus caderas.





lunes, 29 de abril de 2013

El Cristu Benditu - (Gabriel y Galán)



  Acrílico pintado por Jorge del Nozal
  




    

                                       Recita Jorge del Nozal                                        





ESTA ES UNA POESÍA PRECIOSA , QUE RECITE EN "RADIO ECONOMÍA " , HACE YA ALGUNOS AÑOS. ESCRITA POR GABRIEL Y GALAN CON EL LENGUAJE DE LA GENTE DEL PUEBLO. ESTÁ ESCRITA Y RECITADA EN EL DIALECTO EXTREMEÑO (CASTUO). HABLA DE LA FE EN "SU CRISTU" Y DE LA TERNURA Y EL CARIÑO QUE LE SUSCITA SU HIJO RECIÉN NACIDO.

EL CRISTU BENDITU

¿Ondi jueron los tiempos aquellos,
que pué que no güelvan,
cuando yo juí presona leía
que jizu comedias
y aleluyas también y cantaris
pa cantalos en una vigüela?
¿Ondi jueron aquellas cosinas
que llamaba ilusionis y eran
a'specie de airinos
que atontá me tenían la mollera?
¿Ondi jueron de aquellos sentires
las delicaezas
que me jizun lloral como un neni,
de gustu y de pena?
¿Ondi jueron aquellos pensaris
que jacían dolel la cabeza
de puro lo jondus
y enreäos que eran?
Ajuyó tuito aquello pa siempri,
y ya no me quea
más remedio que dilme jaciendu
a esta vía nueva.
¡Ya no güelvin los tiempos de altoncis,
ya no tengo ilusionis de aquellas,
ni jago aleluyas,
ni jago comedias,
ni jago cantaris
pa cantalos en una vigüela!
II
Pensando estas cosas,
que me daban ajogos de pena,
una ves andaba por los olivaris
que le ermita del Cristu roëan.
Triste y aginao,
de la ermita me jui pa la vera;
solitaria y abierta la vide
y entremi por ella.
Con el alma llenita de jielis,
con el pecho jechito una breva
y la cara jaciendo pucheros
lo mesmito que un niño de teta,
juime ampié del Cristu,
me jinqué en la tierra,
y jaciendo la crus, recé un Creo
pa que Dios quisiera
jacelme la vía
una miaja tan sólo más güena.
¡Qué güeno es el Cristu
de la ermita aquella!
Yo le ije, dispués de rezali:
-¡Santu Cristu, que yo tengo pena,
que yo vivo tristi
sin sabel de qué tengo tristeza
y me ajogo con estos ansionis
y este jormiguillo que me jormiguea!
¡Santu Cristu querío del alma!
Tú pasastis las jielis más negras
que ha podido pasal un nacío
pa que tos los malos güenos se golvieran;
pero yo sigo siendo maleto
y a Ti te lo digo lleno de velgüenza
pa que me perdonis
y me jagas entral en verea.
Tú, que estás en la Crus clavaíto
pol sel yo maleto, quítame esta pena
que aentru del pecho
me escarabajea!...
¡Jalo asina, que yo te prometo
jacelmi bien güeno pa que Tú me quieras!
III
¡Qué güeno es el Cristu
de la ermita aquella!
Pa jacel más alegri mi vía,
ni dineros me dio ni jacienda,
polque ice la genti que sabi
que la dicha no está en la riqueza.
Ni me jizu marqués, ni menistro,
ni alcaldi siquiera,
pa podel dil a misa el primero
con la ensinia los días de fiesta
y sentalmi a la vera del cura
jaciendu fachenda.
¡Pa esas cosas que son de fanfarria
no da nada el Cristu de la ermita aquella!
Pero aquel que jaciendo pucheros
se jinqui en la tierra,
y, dispués de rezali, le iga
las jielis que tenga,
que se vaiga tranquilo pa casa,
que ha de dali el Cristu lo que le convenga.
A mí me dio un hijo
que päeci de rosa y de cera,
como dos angelinos que adornan
el retablo mayol de la inglesia.
Un jabichuelino
con la cara como una azucena,
una miaja teñía de rosa
pa que entávia más guapo paeza.
A mí me entonteci
cuando alguna risina me jecha
con aquella boquina sin dientis,
rëondina y fresca,
que paeci el cuenquín de una rosa
que se jabri sola pa si se la besa.
¡Juy, qué boca tan guapa y tan rica!
¡Paeci de una tenca!
A vecis su madri
en cuerinos del to me lo quea,
se poni un pañali tendío en las sayas
y allí me lo jecha.
¡Paeci un angelino
de los de la inglesia!
Yo quería que asín, en coretis,
siempre lo tuviera;
y cuando su madri vüelvi a jatealo,
le igo con pena:
-Éjalo que bregui,
éjalo que puéa
raneal con las piernas al airi
pa que críe juerza.
¡Éjalo que se esponji un ratino,
que tiempo le quea
pa enliarsi con esos pañalis
que me lo revientan!
¡Éjamelo un rato
pa que yo lo tenga
y le jaga cosinas bonitas
pa que se me ría mientris que pernea!
¡Que goci, que goci,
to lo que asín quiera;
que pa jielis, ajogos y aginos
mucho tiempo quea!
¡Éjamelo pronto pa zarandeälo!
Éjame el mi mozu pa que yo lo mezca,
pa que yo le canti,
pa que yo lo duerma
al ton de las guapas
tonás de mi tierra,
continas y dulcis
que päecin zumbíos de abeja,
ruíos de regato,
airi de alamea,
sonsoneti del trillo en las miesis,
rezumbal de mosconis que vuelan
u cantal dormilón de chicharra
que entonteci de gusto en la siesta
¡Miále cómo bulli,
miále cómo brega,
miále cómo sabi
óndi está la teta!
Si conocis que tieni jambrina
dali una gotera
pa que prontu se jaga tallúo
y amarri los chotos a puro de juerza.
¡Miále qué prontino
jizu ya la presa!
¡Miále cómo traga; mia qué cachetinos
mientris mama en el pecho te pega!
¡Mia que arrempujonis da con la carina
pa que salga la lechi con priesa!
¡Asín jacin también los chotinos
pa que baji el galro seguío y con juerza!
Ya se va jartando. ¡Mia como se ríe,
miale cómo enrea!
Jasta el garguerino
la lechi le llega,
porque va poniendo cara de jartura
y el piquino del pecho ya eja.
Quítalo en seguía pa que no se empachi
y trai que lo tenga
¡Clavelino querío del güerto!,
ven que yo te quiera,
ven que yo te canti,
ven que yo te duerma,
al ton de las guapas
tonás de mi tierra,
pa que pueas cantalas de mozo
cuando sepas tocal la viguela.
¡Venga el mi mocino,
venga la mi prenda!
Ven que yo te besi
con delicäeza,
ondi menos te piquin las barbas
pa que no te ajuyas cuando yo te quiera,
ni te llorin los ojos, ni arruguis
esa cara más fina que sea,
ni te trinquis p'atrás enojao
si tu padri en la boca te besa...
IV
Muier, ¡mia qué lindu
cuando ya está dormío se quea!
¿Tú no sabis por qué se sonríe?
Es porque se sueña
que anda de retozus con los angelinos
en la gloria mesma...
¡Qué guapo es mi není!
¡Ya no tengo pena!
¡Qué güeno es el Cristu
de la ermita aquella!
 

domingo, 31 de marzo de 2013

RECITANDO A GARCÍA LORCA


Pastel de Jorge del Nozal


Recita Jorge del Nozal




Federico García Lorca



La sangre derramada



¡Que no quiero verla!

Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena.

¡Que no quiero verla!

La luna de par en par.
Caballo de nubes quietas,
y la plaza gris del sueño
con sauces en las barreras.

¡Que no quiero verla!

Que mi recuerdo se quema.
¡Avisad a los jazmines
con su blancura pequeña!

¡Que no quiero verla!
La vaca del viejo mundo
pasaba su triste lengua
sobre un hocico de sangres
derramadas en la arena,
y los toros de Guisando,
casi muerte y casi piedra,
mugieron como dos siglos
hartos de pisar la tierra.
No.

¡Que no quiero verla!

Por las gradas sube Ignacio
con toda su muerte a cuestas.
Buscaba el amanecer,
y el amanecer no era.
Busca su perfil seguro,
y el sueño lo desorienta.
Buscaba su hermoso cuerpo
y encontró su sangre abierta.
¡No me digáis que la vea!
No quiero sentir el chorro
cada vez con menos fuerza;
ese chorro que ilumina
los tendidos y se vuelca
sobre la pana y el cuero
de muchedumbre sedienta.

¡Quién me grita que me asome!
¡No me digáis que la vea!

No se cerraron sus ojos
cuando vio los cuernos cerca,
pero las madres terribles
levantaron la cabeza.
Y a través de las ganaderías,
hubo un aire de voces secretas
que gritaban a toros celestes
mayorales de pálida niebla.
No hubo príncipe en Sevilla
que comparársele pueda,
ni espada como su espada
ni corazón tan de veras.
Como un río de leones
su maravillosa fuerza,
y como un torso de mármol
su dibujada prudencia.
Aire de Roma andaluza
le doraba la cabeza
donde su risa era un nardo
de sal y de inteligencia.
¡Qué gran torero en la plaza!
¡Qué buen serrano en la sierra!
¡Qué blando con las espigas!
¡Qué duro con las espuelas!
¡Qué tierno con el rocío!
¡Qué deslumbrante en la feria!
¡Qué tremendo con las últimas
banderillas de tiniebla!

Pero ya duerme sin fin.
Ya los musgos y la hierba
abren con dedos seguros
la flor de su calavera.
Y su sangre ya viene cantando:
cantando por marismas y praderas,
resbalando por cuernos ateridos,
vacilando sin alma por la niebla,
tropezando con miles de pezuñas
como una larga, oscura, triste lengua,
para formar un charco de agonía
junto al Guadalquivir de las estrellas.
¡Oh blanco muro de España!
¡Oh negro toro de pena!
¡Oh sangre dura de Ignacio!
¡Oh ruiseñor de sus venas!
No.
¡Que no quiero verla!
Que no hay cáliz que la contenga,
que no hay golondrinas que se la beban,
no hay escarcha de luz que la enfríe,
no hay canto ni diluvio de azucenas,
no hay cristal que la cubra de plata.
No.
¡¡Yo no quiero verla!!


martes, 18 de septiembre de 2012

Recitando Jorge- ( Pena y alegría del amor : Rafael de león)


Recita Jorge del Nozal


PENA Y ALEGRÍA DEL AMOR

Mira cómo se me pone
la piel cuando te recuerdo.
Por la garganta me sube
un río de sangre fresco
de la herida que atraviesa
de parte a parte mi cuerpo.
Tengo clavos en las manos
y cuchillos en los dedos
y en mi sien una corona
hecha de alfileres negros.
Mira cómo se me pone
la piel ca vez que me acuerdo
que soy un hombre casao

y sin embargo, te quiero.
Entre tu casa y mi casa
hay un muro de silencio,
de ortigas y de chumberas,
de cal, de arena, de viento,
de madreselvas oscuras
y de vidrios en acecho.
Un muro para que nunca
lo pueda saltar el pueblo
que anda rondando la llave
que guarda nuestro secreto.
¡Y yo sé bien que me quieres!
¡Y tú sabes que te quiero!
Y lo sabemos los dos
y nadie puede saberlo.
¡Ay, pena, penita, pena
de nuestro amor en silencio!
¡Ay, qué alegría, alegría,
quererte como te quiero!
Cuando por la noche a solas
me quedo con tu recuerdo
derribaría la pared
que separa nuestro sueño,
rompería con mis manos
de tu cancela los hierros,
con tal de verme a tu vera,
tormento de mis tormentos,
y te estaría besando
hasta quitarte el aliento.
Y luego, qué se me daba
quedarme en tus brazos muerto.
¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!
Nuestro amor es agonía,
luto, angustia, llanto, miedo,
muerte, pena, sangre, vida,
luna, rosa, sol y viento.
Es morirse a cada paso
y seguir viviendo luego
con una espada de punta
siempre pendiente del techo.
Salgo de mi casa al campo
sólo con tu pensamiento,
para acariciar a solas
la tela de aquel pañuelo
que se te cayó un domingo
cuando venías del pueblo
y que no te he dicho nunca,
mi vida, que yo lo tengo.
Y lo estrujo entre mis manos
lo mismo que un limón nuevo,
y miro tus iniciales
y las repito en silencio
para que ni el campo sepa
lo que yo te estoy queriendo.
Ayer, en la Plaza Nueva,
—vida, no vuelvas a hacerlo—
te vi besar a mi niño,
a mi niño el más pequeño,
y cómo lo besarías
—¡ay, Virgen de los Remedios!—
que fue la primera vez
que a mí me distes un beso.
Llegué corriendo a mi casa,
alcé mi niño del suelo
y sin que nadie me viera,
como un ladrón en acecho,
en su cara de amapola
mordió mi boca tu beso.
¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!
Mira, pase lo que pase,
aunque se hunda el firmamento,
aunque tu nombre y el mío
lo pisoteen por el suelo,
y aunque la tierra se abra
y aun cuando lo sepa el pueblo
y ponga nuestra bandera
de amor a los cuatro vientos,
sígueme queriendo así,
tormento de mis tormentos.
¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!






                                         

martes, 7 de agosto de 2012

MIS AÑOS DE RADIO: (JORGE DEL NOZAL) ; POEMA DEL RENUNCIAMIENTO (JOSE ANGEL BUESA)



Esta grabación la realice en "Radio Economía" en el año 1997. Una preciosa poesía de José Ángel Buesa. La reproducción no es muy buena, pero merece la pena escucharla





Recita Jorge del Nozal

POEMA DEL RENUNCIAMIENTO


Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.

Pasarás en silencio por mi amor y, al pasar,
fingiré una sonrisa como un dulce contraste
del dolor de quererte… y jamás lo sabrás.

Soñaré con el nácar virginal de tu frente,

soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar,
soñaré con tus labios desesperadamente,
soñaré con tus besos… y jamás lo sabrás.

Quizás pases con otro que te diga al oído

esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca… y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio… como algo inaccesible,

como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos… y jamás lo sabrás.

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,

?el tormento infinito que te debo ocultar?,
te diré sonriente: «No es nada… ha sido el viento».
Me enjugaré una lágrima… ¡y jamás lo sabrás!

sábado, 31 de marzo de 2012

El perro cojo (Manuel Benitez Carrasco)



Recita: Jorge del Nozal
 





EL PERRO COJO

– Poema de Manuel Benítez Carrasco -

Con una pata colgando,
despojo de una pedrada,
pasó el perro por mi lado,
un perro de pobre casta.
Uno de esos callejeros,
pobres de sangre y estampa.
Nacen en cualquier rincón,
de perras tristes y flacas,
destinados a comer
basuras de plaza en plaza.

Cuando pequeños, qué finos
y ágiles son en la infancia,
baloncitos de peluche,
tibios borlones de lana,
los miman, los acurrucan,
los sacan al sol, les cantan.
Cuando mayores, al tiempo
que ven que se fue la gracia,
los dejan a su ventura,
mendigos de casa en casa,
sus hambres por los rincones
y su sed sobre las charcas.

Qué tristes ojos que tienen,
que recóndita mirada
como si en ella pusieran
su dolor a media asta.
Y se mueren de tristeza
a la sombra de una tapia,
si es que un lazo no les da
una muerte anticipada.

Yo le llamo: psss, psss, psss.
Todo orejas asustadas,
todo hociquito curioso,
todo sed, hambre y nostalgia,
el perro escucha mi voz,
olfatea mis palabras
como esperando o temiendo
pan, caricias... o pedradas,
no en vano lleva marcado
un mal recuerdo en su pata.
Lo vuelvo a llamar: psss, psss.
Dócil a medias avanza
moviendo el rabo con miedo
y las orejitas gachas.

Chasco los dedos; le digo:
"ven aquí, no te hago nada,
vamos, vamos, ven aquí".
Y adiós la desconfianza.
Que ya se tiende a mis pies,
a tiernos aullidos habla,
ladra para hablar más fuerte,
salta, gira; gira, salta;
llora, ríe; ríe, llora;
lengua, orejas, ojos, patas
y el rabo es un incansable
abanico de palabras.

Es su alegría tan grande
que más que hablarme, me canta.
"¿Qué piedra te dejó cojo?
Sí, sí, sí, malhaya".
El perro me entiende; sabe
que maldigo la pedrada,
aquella pedrada dura
que le destrozó la pata
y él, con el rabo, me dice
que me agradece la lástima.
"Pero tú no te preocupes,
ya no ha de faltarte nada.
Yo también soy callejero,
aunque de distintas plazas
y a patita coja y triste
voy de jornada en jornada.
Las piedras que me tiraron
me dejaron coja el alma.

Entre basuras de tierra
tengo mi pan y mi almohada.
Vamos, pues, perrito mío,
vamos, anda que te anda,
con nuestra cojera a cuestas,
con nuestra tristeza en andas,
yo por mis calles oscuras,
tú por tus calles calladas,
tú la pedrada en el cuerpo,
yo la pedrada en el alma
y cuando mueras, amigo,
yo te enterraré en mi casa
bajo un letrero: «aquí yace
un amigo de mi infancia».

Y en el cielo de los perros,
pan tierno y carne mechada,
te regalará San Roque
una muleta de plata.
Compañeros, si los hay,
amigos donde los haya,
mi perro y yo por la vida:
pan pobre, rica compaña.

...
Era joven y era viejo;
por más que yo lo cuidaba,
el tiempo malo pasado
lo dejó medio sin alma.
Y fueron muchas las hambres,
mucho peso en sus tres patas
y una mañana, en el huerto,
debajo de mi ventana,
lo encontré tendido, frío,
como una piedra mojada,
un duro musgo de pelo,
con el rocío brillaba.

Ya estaba mi pobre perro
muerto de las cuatro patas.
Hacia el cielo de los perros
se fue, anda que te anda,
las orejas de relente
y el hociquillo de escarcha.
Portero y dueño del cielo
San Roque en la puerta estaba:
ortopédico de mimos,
cirujano de palabras,
bien surtido de intercambios
con que curar viejas taras.
"Para ti... un rabo de oro;
para ti... un ojo de ámbar;
tú... tus orejas de nieve;
tú... tus colmillos de escarcha.
Y tú, —mi perro reía—,
tú... tu muleta de plata".

Ahora ya sé por qué está
la noche agujereada:
¿Estrellas... luceros...? No,
es mi perro cuando anda...
con la muleta va haciendo
agujeritos de plata.

domingo, 4 de marzo de 2012

El Viático ( Jose Mª Peman) Recitado por Jorge del Nozal

Escuchar, esta preciosa poesía de Peman.
Creo que es una de mis mejores interpretaciones

 Oleo pintado por Jorge del Nozal

Recita Jorge del Nozal

https://drive.google.com/file/d/0B8PDBU8kGCDuWWlicjQyOGlIX00/view?usp=drive_link&resourcekey=0-I-oZ_4uLidhGs41DHXXW3g

EL VIATICO


Enjamás podré olvidarlo mientras viva,
que estas cosas se nos meten en el alma,
como manos que la ajogan,
como espinas que la arañan...
Entoavía, recordándolo, parece
que me viene a las entrañas
aquel frío que esa noche
jasta dentro me calaba;
ese frío de los cuerpos derrengaos
al llegá la madrugada,
ese frío que se mete por los güesos,
ese frío del que está junto a una cama
una noche y otra noche,
sin descanso ni esperanza,
y mirando que se va de entre las manos
un pedazo de su alma;
ese frío que es cansancio y que es disgusto
que nos jiela y que nos mata...
¡Ese frío de las penas
que parece que es del cuerpo... y es del alma!
Me parece que lo veo: aquella noche
tos andaban
de puntillas, como sombras misteriosas,
y venían y vorvían, y la casa
era toda un jervidero de murmurios,
y de pasos de fantasmas,
y de llantos y sollozos conteníos,
y de avisos, y atropellos, y mudanzas,
y un run-run de cuchicheos
en voz baja.
Y entre tos los cuchicheos y murmurios
las mesmísimas palabras,
el mesmísimo estribillo,
la mesmísima cantata;
unas voces que decían por lo bajo:
Se nos muere... Se nos muere... ¡Está mu mala!»
Y de pronto un rebullicio
que se arma,
y unas voces: «¡ Que ya vienen por la esquina! »
... ¡Enjamás podré orvidar esas palabras!...
Y al llegá Su Magestá... ¡Si me parece
que lo veo con los ojos de la cara!
Era noche sin estrellas y sin luna;
era el viento de tormenta; lloviznaba...,
y de pronto todo el mundo se arrodilla
y se escucha... -¡daba miedo de escucharla!...-
el tilín de la campana del monago,
que decía que llegaban,
y al par de ello, como el rezo de los frailes,
un murmurio de latines y plegarias,
y el bullí de toa la gente que venía,
y el soná de las pisadas
en los charcos de la calle,
sobre el agua...
Y se empieza a colá gente
dentro e casa...
¡Qué de gente la quería!..
¡Jasta entonces yo no vi que era una santa!
¡Qué momento inorvidable!
¡Parecía que soñaba!
¡Y aún agora me parece que lo sueño
en ca vez que mi consencia lo repasa!...
El bullir y arrempujarse de la gente,
el rezar entre suspiros las beatas,
el oló de tanta cera al derretirse,
el caló de tanta gente arrebujada
y aquel brillo tan borroso que tenían
los faroles y las llamas
al mirarlos por enmedio
de mis lágrimas...
Y por cima de estas cosas
las palabras
que decía, respondiendo al señó cura,
la santica de mi alma...
¡Y lo mansa y resigná que las decía!
¡Y la pena que me daba
al mirar como un clavel amoratao
la boquita de mi santa,
la boquita de mis besos y mis glorias,
que era un cacho de mi alma!
Y después el alejarse el rebullicio,
lo mesmito que las olas cuando bajan,
y el perderse en la revuelta de la esquina
el tilín de la campana,
y el murmurio del gentío,
y el soná de las pisadas
en los charcos de la calle,
sobre el agua...
Señó güeno, que llamaste aquella noche
a mi puerta pa llevártela;
Señó güeno, güerve pronto pa librarme
de esta pena que me ajoga y que me mata,
pa llevarme al lado suyo, Señó güeno,
al ladito de aquel cacho de mi alma...
Y si al lado no pué sé porque en la Gloria
no se armiten pecaores junto a santas,
¡aparéjame a lo menos un sitico
                                        a la vera de la puerta, pa mirarla!

viernes, 23 de diciembre de 2011

JORGE DEL NOZAL: RECITANDO CON "LA ORQUESTA EUROPEAE DE CONCIERTOS"

 Recita: Jorge del Nozal

El miércoles día 21 de Diciembre de 2011, tuve el honor de recitar con la Orquesta Europeae de Conciertos. Todo empezó la semana pasada, cuando recibí una llamada del alcalde proponioendome ésta actuación. ¡¡NO ME LO PODÍA CREER!! Iba a recitar con Ramón Torre Lledó, director de la Orquesta Europeae de Conciertos, anterior director de la Orquesta Sinfónica de Moscú.

Estuvimos preparándolo pues se trataba de una obra de Schoenberg (sonfonía para mezzosopramo, tenor y orquesta) con textos en alemán extraídos del libro "La flauta china".
Antes de cada actuación, yo recitaría los textos traducidos al castellano (por cierto, preciosas poesías) para que el público pudiera sentir más la obra.

Bueno, el concierto fue un éxito que levantó al público de sus asientos. Os dejo con un vídeo recopilando mi actuación y después, los enlaces de cada una de las obras, para los amantes de la música clásica.




El concierto terminó con Noche de paz (interpretado por la mezzosoprano y el tenor), la Marcha Radetzky y el himno a Barruelo (compuesto por el maestro Nicolás Torre, padre de Ramón Torre Lledó)

domingo, 27 de noviembre de 2011

Poema 39 :¿Por que se quitó Juan de la bebida,? : ( Jacinto Benavente)




Interpretado por Jorge del Nozal






ESCUCHAD ESTO,PARA MI,  ES UNO DE LOS MONÓLOGOS MAS BONITOS QUE SE HAN PUBLICADO NUNCA; LO ESCRIBIÓ JACINTO BENAVENTE EN EL AÑO 1922
No he puesto la letra porque lo tengo manuscrito, y me da pereza pasarlo al word. y no he encontrado nada en Internet. Ademas que es mejor escucharlo. Lo he vivido mientras lo interpretaba.
La foto es de hace 10 años recitandolo en un auditorio de Burgos.
Os pongo el enlace por si queréis ponerlo en algún blog o mandárselo a alguien.
¿Por que se quitó Juan de la bebida?

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Poema 37: Prendimiento de Antoñito el Camborio ( Federico Garcia Lorca )



Acuarela de Jorge del Nozal
Recita Jorge del Nozal



PRENDIMIENTO DE ANTOÑITO EL CAMBORIO EN EL CAMINO DE SEVILLA

  Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
con una vara de mimbre
va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna
anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles
le brillan entre los ojos.
A la mitad del camino
cortó limones redondos,
y los fue tirando al agua
hasta que la puso de oro.
Y a la mitad del camino,
bajo las ramas de un olmo,
guardia civil caminera
lo llevó codo con codo.
          *
  El día se va despacio,
la tarde colgada a un hombro,
dando una larga torera
sobre el mar y los arroyos.
Las aceitunas aguardan
la noche de Capricornio,
y una corta brisa, ecuestre,
salta los montes de plomo.
Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
viene sin vara de mimbre
entre los cinco tricornios.
  Antonio, ¿quién eres tú?
Si te llamaras Camborio,
hubieras hecho una fuente
de sangre con cinco chorros.
Ni tú eres hijo de nadie,
ni legítimo Camborio.
¡Se acabaron los gitanos
que iban por el monte solos!
Están los viejos cuchillos
tiritando bajo el polvo.
  A las nueve de la noche
lo llevan al calabozo,
mientras los guardias civiles
beben limonada todos.
Y a las nueve de la noche
le cierran el calabozo,
mientras el cielo reluce
como la grupa de un potro.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Videopoema 2 : Pena y alegria del amor (Rafael de León)


                                                                                   
Fotografía de Jorge del Nozal

Es la misma poesía que la anterior, pero con Flores



sábado, 29 de octubre de 2011

Poema 35 : Pena y alegria del amor ( Rafael de León )




PENA Y ALEGRÍA DEL AMOR

Mira cómo se me pone
la piel cuando te recuerdo.
Por la garganta me sube
un río de sangre fresco
de la herida que atraviesa
de parte a parte mi cuerpo.
Tengo clavos en las manos
y cuchillos en los dedos
y en mi sien una corona
hecha de alfileres negros.
Mira cómo se me pone
la piel ca vez que me acuerdo
que soy un hombre casao

y sin embargo, te quiero.
Entre tu casa y mi casa
hay un muro de silencio,
de ortigas y de chumberas,
de cal, de arena, de viento,
de madreselvas oscuras
y de vidrios en acecho.
Un muro para que nunca
lo pueda saltar el pueblo
que anda rondando la llave
que guarda nuestro secreto.
¡Y yo sé bien que me quieres!
¡Y tú sabes que te quiero!
Y lo sabemos los dos
y nadie puede saberlo.
¡Ay, pena, penita, pena
de nuestro amor en silencio!
¡Ay, qué alegría, alegría,
quererte como te quiero!
Cuando por la noche a solas
me quedo con tu recuerdo
derribaría la pared
que separa nuestro sueño,
rompería con mis manos
de tu cancela los hierros,
con tal de verme a tu vera,
tormento de mis tormentos,
y te estaría besando
hasta quitarte el aliento.
Y luego, qué se me daba
quedarme en tus brazos muerto.
¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!
Nuestro amor es agonía,
luto, angustia, llanto, miedo,
muerte, pena, sangre, vida,
luna, rosa, sol y viento.
Es morirse a cada paso
y seguir viviendo luego
con una espada de punta
siempre pendiente del techo.
Salgo de mi casa al campo
sólo con tu pensamiento,
para acariciar a solas
la tela de aquel pañuelo
que se te cayó un domingo
cuando venías del pueblo
y que no te he dicho nunca,
mi vida, que yo lo tengo.
Y lo estrujo entre mis manos
lo mismo que un limón nuevo,
y miro tus iniciales
y las repito en silencio
para que ni el campo sepa
lo que yo te estoy queriendo.
Ayer, en la Plaza Nueva,
—vida, no vuelvas a hacerlo—
te vi besar a mi niño,
a mi niño el más pequeño,
y cómo lo besarías
—¡ay, Virgen de los Remedios!—
que fue la primera vez
que a mí me distes un beso.
Llegué corriendo a mi casa,
alcé mi niño del suelo
y sin que nadie me viera,
como un ladrón en acecho,
en su cara de amapola
mordió mi boca tu beso.
¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!
Mira, pase lo que pase,
aunque se hunda el firmamento,
aunque tu nombre y el mío
lo pisoteen por el suelo,
y aunque la tierra se abra
y aun cuando lo sepa el pueblo
y ponga nuestra bandera
de amor a los cuatro vientos,
sígueme queriendo así,
tormento de mis tormentos.
¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!