Renuncia.
En el medievo de la indiferencia
busco esa imagen que creé
y no la encuentro.
Por las calles estrechas, sospechosas,
está la noche tan quieta y tan vacía,
que las antorchas son derroche.
No dejaré que mis estrellas
sean brasa y se fundan;
me vestiré mi armadura
y no permitiré que me tire el galope
de la oscuridad.
No lucharé frente a frente con nada,
el acero mata en caliente y en frío.
Ya no tiene sentido que me arrodille en tierra;
no existe almena, ni corcel, ni camino.
Se ha quedado el invierno sin sayo
y no quiere ser un mendigo;
renuncia a las cruzadas
que conquistan con sangre
valijas de diamantes y de oro.
No hay riquezas que compren un trono,
ni un jergón de caricias y de besos.
Entre rejas te encerraré y tiraré la llave.
Las trompetas anuncian un torneo
de cometas castrados .