Este es un relato que escribí hace algunos años, cuando E.T.A. estaba en su apogeo
y todos pensábamos que su fin estaba muy lejano.
Me la pusieron en la radio un día 5 de Enero como posible regalo de Reyes, para todos los oyentes
Me la pusieron en la radio un día 5 de Enero como posible regalo de Reyes, para todos los oyentes
El tiempo nos dirá si en el 2018, las cosas se parecen en algo a mi cuento.
¡¡ Ojala mi relato sea premonitorio!!.
Oleo de Jorge del Nozal
Recita Jorge del Nozal
CUENTAME UNA HISTORIA ABUELO
17 de Mayo de 2018. El pequeño Mikel, de tez sonrosada y eterna sonrisa infantil, con la mirada perdida en el. umbral de sus sueños, apenas sí podía asomar la cabeza por los barrotes del balcón.
Arriba en el firmamento, el sol luchaba impotente por traspasar con sus rayos las oscuras nubes de mayo.
En el interior de la casa, en la cocina, la madre se afanaba por preparar una buena comida.
Al fondo, en el salón, con el pensamiento ocupado en el recuerdo, descansaba en un sillón el abuelo.
Mikel, un poco aburrido, abandonó el balcón y dirigiéndose al abuelo le preguntó:
- ¿ En qué piensas?. ¿ Por qué no me cuentas una historia?. Cómo te divertías cuando no eras viejo?
- Acércate - le contestó el abuelo, y sentándole en sus rodillas comenzó lo que parecía iba a ser una larga historia.
- Cuando yo era joven, un grupo de personas pensamos que éramos los elegidos para salvar Euskadi, y nos dispusimos a actuar por nuestra cuenta. Hicimos hablar a las pistolas y conseguimos que la fama de Euskadi se extendiera por el mundo, pero por todo lo contrario de lo que nosotros deseábamos; por las muertes, por los secuestros y por otras cosas horribles que me ponen la carne de gallina.
- Al principio éramos un grupo pequeño y con las ideas bastante claras. Nuestra ilusión era llegar a conseguir que Euskadi fuera libre. Pero con el tiempo el grupo aumentó y aquella primera idea degeneró en algo completamente distinto. Recuerdo que... ¡ No puedo seguir! ¡ No puedo..¡!.
- ¡Mamá, mamá!, el abuelo está llorando. Ha empezado a contarme una historia muy extraña y se ha ido poniendo cada vez más triste hasta que no ha aguantado más y se ha echado a llorar.
- ¿Qué le pasa? ¿Por qué dice que hicieron hablar a las pistolas?.
- ¡Escúchame!, - le dijo su madre. Una mueca dura y fría transformó su rostro.
- Voy a contarte algo que no quiero que olvides nunca, pero que tampoco lo recuerdes.
- El día que yo cumplí los siete años, estuvo nevando durante muchas horas. Había quedado el pueblo precioso, cubierto de un manto blanco. Recuerdo que nos dieron fiesta en la escuela y me pasé el día jugando con la nieve. Durante toda la jornada, mi padre no apareció por casa, pues había ido de viaje.
- Aunque mi madre preparó una comida especial por ser mi cumpleaños, recuerdo que las dos estuvimos - bastante tristes, pues mi padre no nos acompañaba. El resto del día lo pasé en la calle jugando con la nieve, como te he dicho antes.
Ya entrada la noche, mientras cenábamos, oímos unos disparos que sonaron cerca de casa. Miré interrogante a mi madre y me asusté. Su cara estaba blanca como la nieve, sus ojos brillantes, y sus manos tan temblorosas que la cuchara que sostenía se le cayó al suelo. Eso le hizo reaccionar y al ver mi cara tan asustada, forzó una ligera sonrisa que terminó en un profundo e irremediable llanto. A los pocos segundos se levantó de la silla y me estrechó fuertemente entre sus brazos. Intrigada le pregunté:
-¿Qué te pasa?. ¿Por qué lloras?
Mi madre apretándome más fuerte cada vez, me respondió: - No tengas miedo cariño. Yo te cuidaré.
- Me haces daño - le dije
- Lo siento preciosa, no me daba cuenta. Ya no lloro más. - Pero... ¿Qué te pasa?- le pregunté.
- Nada mi amor, es que tu madre no ha tenido hoy un buen día. Vete a la cama y no te preocupes. Que tengas felices sueños.
- Me dio un dulce beso en la frente y después de arroparme se marchó a su cuarto.
Mi habitación que normalmente era mi refugio, mi mundo de sueños, decorada en el más puro estilo infantil, con dibujos en las cuatro paredes, juguetes por doquier y hasta un casa de muñecas en la que, aunque un poco justo, todavía podía entrar y pasarme las horas jugando con aquellas mis queridas muñecas.
Aquella noche, me parecía un lugar frío y extraño. Me sentía muy sola y no lograba conciliar el sueño, pues no cesaba de oír los sollozos de mí madre que me llegaban desde la otra habitación.
Yo no entendía lo que pasaba y aunque todavía era una niña, algo me decía que si me levantaba y corría a los brazos de mi madre no iba a hacer más que preocuparla y empeorar las cosas.
Mientras mi pequeña cabecita daba vueltas y más vueltas intentando comprender algo, se oyó un ruido en la puerta de la calle. Por un momento cesaron los llantos. La puerta se abrió y oí la voz de mi padre.
-i Hola!
Durante un instante pensé ir a su encuentro y contarle lo
que le ocurría a mi madre, pero ésta se adelantó y
precipitadamente salió de la cama al encuentro de mi padre.
- ¿Estás bien ? - le preguntó, y nuevamente rompió a llorar. - Pensé que no volvería a verte. ¿Cuántos ésta vez?. - Dos - contestó secamente mi padre.
-¿ Hasta cuándo vamos a seguir así?. ¿ Por qué no lo dejas todo y nos largamos?.
Yo ,desde la cama , seguía con atención la conversación de mis padres. Intentaba atar cabos. ¡Vamos a ver!. Mi padre es representante de máquinas de coser y por lo que deduzco, hoy sólo ha vendido dos. A mi madre le parece poco y le dice que abandone. Hasta aquí todo está claro, pero...¿Por qué se echó a llorar al oír los disparos? i Ya lo sé! ,seguramente pensó que le habían disparado para robarle, pero gracias a Dios no ha sido así.
La fuerte voz de mi padre me sacó de mis cavilaciones.
- ¡Ya empezamos como siempre!. i Esos cerdos se lo merecían!.
- i No grites, por favor!, la niña está dormida - dijo mi madre. Además, ¿ quién te crees que eres ? ¿Quién os creéis que sois para acabar con la vida de una persona ?,
o de un cerdo!, como tú dices. Por cada persona que así muera, nacerán cinco, que vivirán odiando y que también tendréis que eliminar. Y por cada una de esas cinco nacerán otras que odiarán más y más. Hasta que ese odio se convierta en dueño y señor de Euskadi. Entonces, aparecerá un hábil "labrador" que , recogiendo todas esas
semillas, las sembrará por el resto del Estado y con el tiempo le darán el fruto deseado. Pero habrá una diferencia entre éste y los demás frutos, y es que éste, nadie querrá probarlo, porque aunque al principio tenga buen gusto , al final deja mal sabor de boca. Un sabor que ya nunca desaparece.
En este punto de la conversación yo me volvía a encontrar en un verdadero lío. Estaban hablando de cerdos, de muerte, de labradores y de muerte. ¿Qué tenía que ver mi padre, "un representante de máquinas de coser", con todo esto?. Además nosotros no vivíamos en un caserío o en un pueblo, y aquí no había cerdos, ni labradores , ni nada de lo que decían. También habían nombrado la palabra "odio" bastantes veces, y eso, sí que yo no lo conocía. La verdad es que lo había oído nombrar algunas veces en la tele, pero nunca llegué a entender su significado.
- ¡Basta! - gritó mi padre -, ya está bien de filosofar. Nosotros no empezamos la "guerra". Hace miles de años que existimos con nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestra lengua..., por lo tanto no necesitamos a nadie que nos dirija y mucho menos que nos imponga sus leyes. El Pueblo Vasco quiere ser libre y nosotros no hacemos otra cosa que limpiar el terreno para abrir el camino. Primero apartamos las rocas pequeñas y después las más grandes.
- Creo que te estás olvidando una cosa, y es que yo también soy euskaldun como la que más, y a mí como a cualquier ser humano, no me gusta que me impongan las leyes. Pero recuerda que éstas las inventó "el hombre" y que vosotros queréis libraros de algunos que simplemente las cumplen, para poner a otros que serán los que las dicten, sin daros cuenta que tanto unos como otros son de la misma especie: "Humanos".
- Me hablas de libertad, mientras que la única y verdadera libertad de la que disponemos, es la vida y vosotros estáis acabando con ella.
-Ahora sí que iba entendiendo. Desde luego mis padres
estaban muy enfadados y ya no se acordaban de que yo dormía. Las cosas que estaban diciendo eran muy graves y me gustaría no haberlas oído nunca, porque me estaba dando cuenta de que el mundo no era tan maravilloso como yo creía. La verdad es que no conseguía darme cuenta de quien de los dos tenía razón, o si - la tenía alguno de ellos. Lo que estaba bastante claro, era que algo estaba pasando en la "calle" y que yo no me enteraba ; pero, tampoco estaba segura de si quería enterarme.
Tras unos instantes de silencio, mi padre se hizo oír de
nuevo.
¡Qué engañado me has tenido todos estos años! Tú sabías cómo pensaba, cuáles eran mis ideales, y hasta ahora, nada me has reprochado. Pero me doy cuenta que he estado viviendo con una extraña, con una persona a la que no le importan en absoluto ni su marido ni su pueblo. No entiendo cómo estás tan ciega. Euskadi nos necesita, tenemos que liberarle de sus ataduras y la única forma de conseguirlo es con las armas. Nosotros amamos a nuestro pueblo y queremos vivir en paz, por eso luchamos.
- Esta discusión ya no tiene fundamento - argumentó mi madre -. Ya hemos dicho todo lo que pensábamos y una cosa ha quedado clara, que aunque los dos perseguimos el mismo fin, nuestros caminos son completamente opuestos. La libertad sólo se consigue con la libertad. Mientras no entiendas esto, será inútil que sigamos discutiendo, pues nada arreglaremos.
Estas últimas palabras, hicieron mella en mi padre que cambió de expresión y tardó unos segundos en reaccionar. Yo, hacía un buen rato, que dejándome llevar por la curiosidad, había abandonado mi cuarto para esconderme en el pasillo y así poder observarles mejor.
Algo había ocurrido, pues aquella cara seria y sin un ápice de comprensión, había cambiado completamente. Sus miradas, que volvieron a ser dulces y sinceras como yo las conocía, se cruzaron. Sus brazos se extendieron y yo pienso, que una extraña fuerza hizo que sus cuerpos se fundieran en uno sólo y sus lágrimas surcaran las mejillas para que, como dos afluentes que desembocan en un mismo río, se encontraran en sus labios. Este fue el momento que elegí para salir de mi escondite y abrazarme a mis padres como nunca lo había hecho.
Me dio la impresión de que esto no les extrañó y mucho menos les molestó, por lo que me sentí más unida a ellos. -Esa noche ya no volvieron a discutir más. Lo último que les oí decir, fue: "Lo siento, perdónanos hija ". Yo no entendí el por qué de ese sentimiento. A mí no me habían hecho nada, pero aún así, y sin saber por qué, les perdoné. Mi padre me cogió en brazos, y estrechando por el hombro a mi madre, me llevó a mi cuarto, que ahora sí, volvía a parecer el mismo de siempre.
Después de darme un cálido beso en la frente y desearme las buenas noches, se despidieron de mí. Estaba muy cansada, y no tardé en conciliar el sueño.
A media noche, tuve que levantarme para ir al cuarto de baño y al pasar por la habitación de mis padres escuché un murmullo. Sin poder contener mi curiosidad, acerqué la oreja a la puerta y escuché con alegría que esta vez no discutían sino todo lo contrario. Mi padre le estaba diciendo a mi madre las palabras más bonitas que se pueden oír en un matrimonio "te quiero" y obtuvieron una rápida recompensa. Un sonoro beso invadió la estancia. Tras unos interminables segundos de silencio, la voz de él se escuchó de nuevo.
- Yo no sé quien de los dos estará equivocado, no sé si lo que he estado haciendo estará bien o mal. Ya no sé si Euskadi me necesita o yo le necesito a Euskadi. No sé si has ejercido una especie de hechizo sobre mí, y tampoco sé cómo pensaré mañana. Pero si sé que me gusta tu razón, que lo que ya está hecho no se puede deshacer, sé que en estos momentos me siento feliz y sé que tengo una mujer y una hija a las que adoro y de momento no quiero saber nada más.
-Ahora le tocaba el turno a madre.
- Aunque tú no me has preguntado , yo te voy a responder. No importa quién tenga razón , ésta, siempre prevalece. No importe cómo pienses mañana sino cómo actúes. Lo que realmente importa es "la familia"; que haya amor y unión entre nosotros. Si logramos esto, habremos dado un gran paso hacia la libertad.
Ya había satisfecho mi curiosidad, y después de comprobar que la discusión se había transformado en. una agradable conversación, regresé a mi cuarto feliz y contenta.
El día siguiente amaneció frío y soleado. Los primeros rayos de sol, traspasaron mi ventana por entre las rendijas de la persiana para acariciarme suavemente la cara. Mientras intentaba desperezarme, podía escuchar el monótono goteo de la nieve derritiéndose en los tejados.
A pesar de no haber dormido lo suficiente, mi madre ya estaba en la cocina preparando el desayuno y con una cara de felicidad que contagiaba.
-¡Buenos días cariño! Hoy estoy muy feliz, porque he descubierto que tu padre y yo nos queremos mucho.
- ¿ Y antes...no os queríais?
- i Claro que nos queríamos! pero no nos dábamos cuenta de cuánto.
- ¿ Y papá también está feliz?.
- Cuando se despierte se lo preguntas.
- ¿ Qué me tiene que preguntar?
Al verle entrando por la cocina, recibí la respuesta. ¡Sí!, estaba feliz. Su cara por lo menos así lo decía.
- Hoy me siento bien - nos dijo -, hace muchos años que no me sentía así por la mañana.
Nos sentamos en la mesa y nos dispusimos a tomar el suculento desayuno que mi madre con todo el cariño nos había preparado.
- Hoy me marcho temprano - dijo mi padre- , tengo que hablar con "ellos".
Una sonrisa de complicidad invadió la cara de mi madre. --Esto marchaba bien, se volvían a entender sin palabras. Y aunque yo no lo comprendía, con mirarles a la cara ya era suficiente.
Hacia las nueve, más o menos, mi padre y yo salimos de casa. Él a su "trabajo" y yo a la ikastola. Todavía quedaba mucha nieve por la calle, pero aparte de algún que otro bolazo, llegué a mi destino sin ningún contratiempo.
Entre juegos, dibujos y charlas, la mañana se pasó rápido. Volví a casa para comer, pero al entrar ya no encontré a la mujer sonriente que había dejado. Su cara volvía a estar seria. Bueno, más que seria , preocupada. Eso no me gustaba y enseguida la interrogué.
- ¿Qué ha pasado? ¿ Por qué no estás contenta como antes? - No me hagas caso, que estoy bien - me respondió - sólo un poco preocupada por lo que le digan a tu padre.
- ¿Quienes?
- Sus amigos, cariño.
- i Ah!
- Seguro que por la tarde cuando regrese volveré a sonreír porque todo va a ir bien.
- i Seguro! - le dije yo sin saber muy bien de lo que se trataba.
A las siete y media llegó mi padre , y su cara sí que era la misma que antes, o quizás aún mejor.
- i Les he convencido!, i Les he convencido!- gritaba mi padre loco de alegría.
- Bueno, no se si del todo, pero por lo menos me han dicho que harán una tregua para reflexionar. No sé como ha ocurrido, ni quién ha puesto orden y voz a mis pensamientos. Pero... ¡ha ocurrido!.
Algo extraño y maravilloso había sucedido aquella noche querido Mikel. Algo con tanta fuerza que cambió el rumbo de la historia, pues aquella tregua ya nunca se rompió, y Euskadi pudo llegar a ser lo que hoy es. Un país libre, donde el trabajo no falta y los niños nunca han oído hablar de pistolas, secuestros y otras cosas peores. Por eso, puedes estar orgulloso, pues una de las personas que más contribuyó a conseguir esto, fue tu abuelo.
- Pues si es una persona tan importante y que ha hecho tanto por Euskadi, ¿por qué está triste? , ¿ por qué llora?.
- Llora de pena por lo que hizo antes, y llora de alegría por lo que consiguió después.
Mikel se quedó pensando unos instantes y dirigiéndose a su abuelo, se sentó en sus rodillas y dándole un cariñoso abrazo, le susurró al oído:
¡ Abuelo, estoy orgulloso de ser tu nieto!
18 comentarios:
Precioso, Jorge, realmente precioso. Impresionante la conjunción de las dos voces y miradas de la realidad, la de los padres, y la de la niña. El resultado es realmente encantador.
A través de este cuento ahondas en una realidad que me ha estremecido al leerla en tus letras:
"Por cada persona que así muera, nacerán cinco, que vivirán odiando y que también tendréis que eliminar. Y por cada una de esas cinco nacerán otras que odiarán más y más. Hasta que ese odio se convierta en dueño y señor de Euskadi".
Este fragmento me ha impresionado. Confiemos que la paz actual sea perpetua, tanto como la que vaticinas para ese 2018.
Enhorabuena por tan bello y magistral cuento, sin moraleja, pero con ella latiendo en cada frase.
Un beso, amigo.
Un relato lleno de emociòn y la realidad de un pueblo que atravès de esta familia descubren que los dos quieren lo mismo aunque por caminos bien diferenciados. Espero que todo termine y solo quede la historia de un pueblo que por medios democràticos podràn conseguir sus ideales de una forma libre y sin violencia.
un fuerte abrazo
fus
Cuánto cuesta entender a algunas personas que la violencia solo genera violencia. Yo también espero que un día ocurra de verdad esa deseada paz.
Un gran relato Jorge. Mis felicitaciones.
Besos.
¿Te dije que me gustan tus pinturas?... pues eso. Esté óleo ilustra a la perfección tu relato.
Jorge, una hermosa forma de apostar por la no violencia, por el adiós a las armas. No existe violencia o crueldad que sea justificable.
Ojalá así sea y quede en el pasado el infierno de las muertes.
Un beso.
P.D.- El óleo es precioso. Me gusta mucho.
Jorge, un relato que engancha hasta el final...con la realidad de la historia como fondo...
Ojala la tregua sea definitiva.
Un fuerte abrazo.
Gracias amigo Jorge, la violencia es la muerte del ser humano por ella, nos vino todas las desgracias tras primero sentir la envidia.
Con ternura
Le dejo mi beso
Sor.Cecilia
Jorge,tu cuento se abre paso a paso a la paz y a la libertad...Y ello lo consigue el amor,asi de simple,amigo.
Mi felicitación por la profundidad,la sensibilidad y el cariño que has puesto en el relato,que a todos nos emociona.
Mi abrazo inmenso por tu arte y buen hacer.
FELIZ DOMINGO Y SÉ FELIZ,TE LO MERECES JORGE.
M.Jesús
Muy bonito el cuento, me ha sabido a mucho y lo he dusfrutado.
Un abrazo Jorge
Jorge, gracias por visitar mi blog. Eso me ha permitido llegar a tu espacio litrario.
La historia me ha conmovido, emociones cruzadas que se entrejen con trazos de ternura y horizontes de esperanza desde la riqueza de los diálogos.
Confiemos que antes, mucho antes de 2018 la paz sea tangible e irreversible.
Feliz de llegar hasta aquí y por aquí me qudaré.
Abrazos
Vaya, amigo Jorge, me has sorprendido. Es que cada vez me doy más cuenta de tu valía artística tanto en la pintura como en los asuntos literarios.
Este cuento es de esperanza, de entendimiento, de dialogar para buscar soluciones, de entender que la violencia sólo conduce a más violencia y odio.
Por tanto, amigo Jorge, felicitarte por mostrar este cuento y desear que se cumpla en Euskadi y el resto de España el cese de la lucha armada. Esperemos que sea antes del 2018.
Ah, y no se me ha hecho largo porque emociona y te dejas llevar por la historia.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
cuantos pueblos aún avasallados , limitados, adaptados, aleccionados
siguen, cuantos de ellos verán su independencia , la historia se repite una y otra vez Rafael
Felicitaciones es un relato cojonudo
ya está bueno de homologar culturas , idiosincracias, si cada pueblo tiene su propia raíz aunque todos seamos humanos, entre todos siempre hay detalles que nos hacen partícular
besitos y luz
Un profundo y conmovedor relato Jorge!
Tu pintura es preciosa.
Cariños.
Demasiados años sin sentido, demasiado sufrimiento, esperemos que haya llegado otra época para Euskadi en la que el camino del terror y la muerte no tenga cabida, amamos Euskadi y amándola el camino de la violencia y el dolor no tiene sentido. Muy bonito tu relato, además lleno de esperanza y compasión. Saludos,
Precioso Jorge. Ojalá tu cuento se haga real llegada la fecha, y si es posible antes.
Si algún camino hay para llegar a la Paz, desde luego no es la violencia, sino el diálogo y el intento de comprensión mutua y recíproca.
El oleo me ha encantado, pero en esta ocasión, me quedo sin duda con el relato.
Besos
Es estremecedor tu relato.
Nuestra verdadera libertad es la vida ¡cuántas vidas se han roto por unos inexplicables ideales?
Nunca entenderé ni comprenderé la política y menos la que utiliza las armas para dictar e imponer sus leyes.
Hay muchos caminos para conseguir un fin, el peor de todos, es la violencia.
Me ha gustado muchísimo. Ah! precioso el cuadro del abuelo.
Te dejo un fuerte abrazo.
kasioles
Muchas gracias a todos.
Solo por leer vuestros comentarios,
Ya merece la pena escribir.
Muchos abrazos.
Hola Jorge!!!
Me ha impresionado escuchar este relato,en absoluto se hace largo,engancha desde la primera frase.
Tu sensibilidad con este tema en cuestión,es increible como lo abordas,para llegar al entendimiento de las dos partes que tienen los mismos objetivos.
La paz,es lo más importante para cualquier pueblo,buscándola desde la razón y el diálogo,las únicas armas que deberían de oírse.
Mi enhorabuena,si siempre te digo que me ha gustado escucharte,aquí se me ha hecho un nudo en la garganta,así que...no te digo más!!
Un abrazo Jorge!!!!!
Publicar un comentario