HOLA ¿COMO ESTAIS?

Hola, soy Jorge del Nozal, un amante de la poesía como vosotros y me he decidido a crear este espacio para compartir mi afición y poder llegar con mi voz y mi palabra a todo el mundo.

Os invito a que disfrutéis y compartáis conmigo este sentimiento convertido en palabra y voz.

En el blog encontraréis una recopilación de mis mejores poesías además de poder escucharlas a viva voz recitadas por mí. También me animaré a recitar a los grandes poetas que me inspiraron así como cualquier material que considere interesante.


Por último, pongo mi voz al servicio de todo aquel que quiera ver transformados sus poemas en poesía recitada.

Espero que disfrutéis y os relajéis con los contenidos y os hagan olvidar, aunque solo sea por un breve momento, los problemas de la vida cotidiana.

Gracias por visitarme y por vuestra participación.


Jorge

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martes, 21 de junio de 2011

Poema 18 : La cogida y la muerte (Federico Garcia Lorca)

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Recita: Jorge del Nozal

LA COGIDA Y LA MUERTE
A las cinco de la tarde.

Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.
El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones de bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en Punto de la tarde.
Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!

¡Eran las cinco en sombra de la tarde!

1 comentario:

Towanda dijo...

Jorge, sencillamente emocionante.

Me encanta este poema y en tu voz me ha dejado con el vello de punta.
Estupenda voz que, como ya te dije, es un don.

Un abrazo y te animo a que sigas transmitiendo tantos sentimientos.

Un abrazo muy grande y mi admiración, por delante.