Recita : Jorge del Nozal
PRÓDIGOS
Perdona nuestros pecados, esos que acometemos hambrientos
y propicios. Perdónanos por amar con tanto furor que olvidamos
que existes. Perdona nuestros cuerpos que envejecen y mueren,
sedientos, siempre. Perdónanos por ser inferiores a las estrellas
que nos iluminan muertas, pero brillan; pequeñas luciérnagas de tu amor
brillan distantes y muertas, pero brillan, en cambio mis ojos aún vivos
todavía abiertos, secos consumen la luz -pozo de Chejov-
y el alma que nos diste como un ancla; -pero a tus hijos les gustaba
naufragar-. Padre pequeño que habitas las grandes basílicas
y enmarca tu nombre insondable las doradas nieves del tiempo
se que hemos de quedar atrás sepultados en palabras
pero tu seguirás el camino del infinito tan solo y desnudo
como cuando viniste al mundo
y propicios. Perdónanos por amar con tanto furor que olvidamos
que existes. Perdona nuestros cuerpos que envejecen y mueren,
sedientos, siempre. Perdónanos por ser inferiores a las estrellas
que nos iluminan muertas, pero brillan; pequeñas luciérnagas de tu amor
brillan distantes y muertas, pero brillan, en cambio mis ojos aún vivos
todavía abiertos, secos consumen la luz -pozo de Chejov-
y el alma que nos diste como un ancla; -pero a tus hijos les gustaba
naufragar-. Padre pequeño que habitas las grandes basílicas
y enmarca tu nombre insondable las doradas nieves del tiempo
se que hemos de quedar atrás sepultados en palabras
pero tu seguirás el camino del infinito tan solo y desnudo
como cuando viniste al mundo
2 comentarios:
Alejandra Pizarnik decía que ella no hacia poesía, sino que la poesía la hacía a ella. En este intercambio siento de pronto ese misterio, confrontado con nuestros versos en una voz tan digna no se si ese poema lko escribí yo o él me escribe a mí. De nuevo gracias.
gracias a ti por leerme y escucharme.
un abrazo
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